jueves, 31 de julio de 2008

¡Eres un Campeón!

El tercer secreto para una vida exitosa es el secreto de la verdadera autoestima. Jesús nos reveló este secreto en Mateo 19:19, cuando dijo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Observa que esta verdad bíblica tiene dos partes: Ama a tu prójimo y ámate a ti mismo. Y el hecho es el siguiente: si no nos gustamos, tampoco nos gustará nuestro prójimo. El concretar nuestros objetivos y sueños comienza con la autoestima. Te desafío a liberarte de las dudas y a construir la confianza en ti mismo, además de un nuevo sentido de tu propia valía. Aprende que amar a tu prójimo y a ti mismo es el secreto de la felicidad en la vida, en el amor y en todo lo que hagas. No importa que te haya pasado en la vida, no eres “un fracaso total”. No eres “un perdedor”. No eres lo que otros digan que eres. Eres lo que tú y Dios determinen que puedes llegar a ser. La autoestima verdadera implica amarse a sí mismo y a tu prójimo, por lo tanto veamos un poco sobre el amor. El amor no es lo que uno siente. El amor es lo que uno hace. Las obras, no las palabras, son la prueba de tu amor. El amor es lo que uno hace. Y por cierto, el amor no es sexo. Hay un amor gratuito y un amor de pacto. El amor gratuito toma, mientras el amor de pacto otorga. El amor gratuito se lleva todo lo que uno pueda dar: nuestras emociones, nuestro tiempo y nuestros bienes materiales. Pero el amor de pacto nos da compromiso, respeto, y apoyo emocional y material. En 1 Corintios 13 el apóstol Pablo escribió: “Sin amor, nada soy”. El apóstol Juan agregó más a esta definición del amor cuando observó: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte” (1 Juan 3:14). El cristianismo sin amor es sólo otro culto. Al mundo no le importa lo que sepamos hasta que sabe que nos importan lo demás. El amor no lleva un registro de las situaciones y fracasos del pasado. El apóstol Pablo nos dio catorce definiciones del amor en 1 Corintios 13. Las primeras siete se refieren a nosotros, las otras siete a nuestras relaciones con las demás personas. En tí está todo el potencial para lograr TODO lo que deseas, tu puedes lograr grandes cosas, el Señor está contigo.

jueves, 24 de julio de 2008

¡Alto! ¡Es temprano para abandonar!

La frase: “Persevera y sigue intentándolo”, debe quedar grabada a fuego en tu mente. No te permitas abandonar ningún proyecto una vez iniciado. Puedes decidir no comenzar, pero si comienzas, no puedes abandonar.

Hay personas que logran el éxito porque están destinadas a conseguirlo, pero la mayoría lo hace porque tiene la firme determinación de lograrlo.

¿Conoces tu proyecto divino? Si no lo conoces, vivirás en un estado de perpetua insatisfacción hasta que comprendas con claridad las razones por las que Dios te ha puesto en la tierra.

Muchas personas exitosas han alcanzado sus objetivos, pero no tienen paz, ni gozo, ni sentido de logro. ¿Por qué? Porque la vida, sin que conozcamos nuestro propósito divino, nos lleva a una sensación de vacío, de desilusión.

Dedica un tiempo hoy para examinar tu vida. Si no está controlada por el propósito de Dios, está entonces bajo el control del mundo, de la carne, y hasta quizá de Satanás mismo. Toma la decisión de encontrar el propósito de Dios para tu vida.

Llega un momento en la vida en que parece atractiva la idea de claudicar. Cuando los problemas parecen demasiado terribles… cuando los gigantes parecen invencibles… las montañas infranqueables… cuando la derrota parece inevitable… ¡cuando retroceder parece la única opción! Pero recuerda: ¡Siempre es demasiado temprano para claudicar!

Sea lo que sea que estés haciendo hoy, sigue intentándolo. Las montañas se ven altas solo cuando se las mira desde el llano. Por desgracia, el camino al éxito va ladera arriba, así que no esperes romper ningún record de velocidad. Lo único que podemos intentar cuando todo lo demás fracasa es “comenzar de nuevo”.

Correr más rápido, saltar más alto y ser mejor que los que compiten con nosotros tiene un precio. Los campeones se obligan a hacer lo que no les gusta para poder hacer lo que se debe en el momento de la competencia. Todos queremos lograr el éxito. La mayoría de las personas pasan días y años soñando con el éxito. La gente habla, escribe, visualiza y estudia en seminarios para saber cómo alcanzarlo. Pero no es hasta que uno decide perseverar (resistir hasta el final) para ser el último que queda en pie cuando toca la campana que indica el final del último asalto, que lograremos hacer que el fracaso nos eluda hasta nuestro último respiro.

“Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24:13). Recuerda: ¡Siempre es demasiado temprano para claudicar!

jueves, 17 de julio de 2008

¿¿Cómo te están tratando??

Un aspecto fundamental en nuestro diario vivir es como nos sentimos ante el trato que nos dan los demás. Hoy voy a revelarte un SECRETO que puede cambiar totalmente tu forma de relacionarte con los demás, que puede convertirte en un GENIO para las relaciones interpersonales. El secreto es: en toda relación, nuestra actitud hacia los demás determinará el modo en que los demás nos responden. En una ocasión, un padre muy apuesto iba a quimioterapia con su hijito de seis años. El hombre era alto, con hombros anchos y cabello oscuro y encrespado, con una gran sonrisa que le iluminaba el rostro. La tierna mirada a su hijo demostraba de forma evidente que el niño era la luz de sus ojos. Y podía decirse que el niño sentía lo mismo por su papá. Cada vez que pasaban ante mí, el niño iba sosteniendo la mano de su padre con fuerza, irradiando confianza en que todo saldría bien porque su papá estaba allí con él. El niño estaba tomando sesiones de quimioterapia, y había perdido todo su cabello. Al día siguiente, el papá estaba calvo. El niñito se detuvo y miró: “Mi papá se cortó el cabello para estar igual que yo”, dijo. Esa es la actitud que hace de nuestro hogar un cielo en la tierra. En toda relación, nuestra actitud hacia los demás determinará cómo nos responden los demás. Jesucristo dijo: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12). Nuestra actitud hacia los demás determina la actitud de los demás hacia nosotros. Una actitud de gratitud es la llave que libera el poder sobrenatural de Dios. ¿Necesitas un milagro en tu salud, tu negocio, tu matrimonio o en las vidas e tus hijos? La clave está en la actitud de gratitud. Filipenses 4:6 nos dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. La actitud de gratitud es necesaria para que sean efectivas otras formas de oración. En realidad, sin la actitud de gratitud, Dios no escucha su oración. Empieza tu momento de oración dando gracias, no enumerando la lista de pedidos y exigencias. El apóstol Pablo nos da un ejemplo del agradecimiento: “Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros” (Romanos 1:8). El agradecimiento primero. ¿Necesitas un milagro en tus relaciones? Comienza por ofrecer al Señor una oración de gracias. Él abrirá las ventanas de cielo para ti. Él te dará casas que no has construido, manantiales que no has excavado y viñedos que no has plantado.

jueves, 10 de julio de 2008

¡¡Está en tus manos!!

En las próximas semanas estaré abordando un tema por demás interesante que te demostrará que en tí está la capacidad de lograr todo lo que quieras, de sentirte como tu determines y de vivir una vida llena de pasión y victoria. ¡Somos príncipes! Príncipes de un reino de poder y potencial ilimitado: nuestra mente. Nuestra capacidad para lograr una vida de sorprendente éxito o para vivir una vida de desilusión y absoluta miseria depende de una sola elección. Esta elección tiene que ver con cómo elegimos reaccionar a lo que nos han hecho en el pasado o a lo que nos hacen ahora mismo. Nuestra actitud determinará el éxito en nuestra vida. Víctor Frankl lo dijo muy bien: "A un hombre puede quitársele todo con excepción de una cosa: la última libertad humana, que es elegir nuestra actitud ante las circunstancias que se nos presenten". Debemos tomar una decisión: ¿Cómo enfrentaremos cada día? La actitud podemos definirla como: 1. Un sentimiento interior que se expresa en una conducta exterior. 2. Es nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo. 3. Determina la calidad de nuestras relaciones. Lo extraordinario es que TU, solo TU y nadie más que TU, eliges tu actitud cada mañana. El rey David dijo: "Este es el día que hizo Jehová, nos gozaremos y alegraremos en el" (Salmo 118:24). Cuando temprano en la mañana alineamos nuestro corazón y nuestra alma con la voluntad de Dios en nuestras vidas y elegimos SUS pensamientos y SU voluntad, estamos garantizándonos que nuestro día será EXITOSO. ¿Qué tipo de actitud elegiste esta mañana? Parte fundamental en la elección que hagas para tu día es recordar que lo mejor que puedes hacer para asegurarte vivir cada día estupendamente es: olvidar el pasado. El apóstol Pablo nos da un excelente consejo: "Olvidando ciertamente lo que queda atrás...". ¿Has tenido gran éxito? ¡Olvídalo! ¿Has sido el empresario más próspero en tu sector? ¡Olvídalo! ¿Estuviste en el cuadro de honor? ¡Olvídalo! Deja de mirar el lugar en donde estuviste y comienza a mirar el lugar en donde puedes estar. No te quedes parado junto a los fracasos o éxitos del ayer. El pasado ha pasado. Mira hacia adelante. ¡Sigue hacia adelante! Lo mejor está por venir. Dios jamás mira tu pasado para diseñar tu futuro. ¡Está en tus manos!

jueves, 3 de julio de 2008

¡Llamados a la Victoria!

¡Por supuesto! Todos queremos tener una vida Victoriosa, todos buscamos una mejora continua para nustras vidas y el perfecto equilibrio en todos los aspectos de nuestra vida. Pero antes de lograr cualquier sueño, cualquier objetivo, cualquier "cosa" que valga la pena disfrutar, tenemos que pagar el precio: Tenemos que cumplirle a Jesús. "Permaneced en mí y yo en vosotros". Respetar y cumplirle a Jesús, empieza porque estemos conscientes de que Dios está dentro de nosotros y nosostros debemos estar dentro de Él. Por lo tanto "cumplirle a Jesús" significa vivir cada momento de nuestra vida, los tristes y los alegres, los de derrota y los de victoria, los solitarios y los de compañía, con Jesús justamente a nuestro lado, me refiero a vivir cada momento con la radiante presencia de Cristo a nuestro alrededor. ¿Podemos buscar la Victoria? Sí. Independientemente si ves el éxito en términos de dinero, el número de hijos que tengas, el número de personas que llevas a Cristo, en el número de personas en tu iglesia, o cualquier otra cosa, los cristianos queremos la victoria en nuestras vidas. El gran problema es que ponemos nuestros puntos de medida de éxito en términos materiales y es por eso que los números se vuelven tan importantes: queremos un NUMERO suficiente de personas en el grupo de oración, queremos un NUMERO grande de asistentes a la iglesia, y cuando logramos estos números creemos que hemos logrado los objetivos, que hemos tenido éxito. Pero ¿es esto el ÉXITO ante los ojos de Dios? Cuando vayamos tras un objetivo, cuando busquemos alcanzar nuestro ÉXITO hagamonos dos preguntas: 1) ¿Puedo buscar este objetivo abiertamente, a la par de Jesús? 2) ¿Tengo que dejar a Jesús por fuera para hacer realidad mi objetivo? Si al alcanzar nuestros objetivos podemos celebrar con Jesús, porque el nos acompañó a cada paso que dimos, porque el aprobó cada transacción que hicimos y no tenemos nada que ocultarle ni nada que esconder, no solo alcanzamos el éxito sino algo más grande y mejor: la VICTORIA.