jueves, 29 de octubre de 2009

10 pasos para el exito cristiano

1.

Pasa tiempo con Jesucristo todos los días. Es sumamente importante y fundamental una transformación de tu mente para tener éxito. Muy a menudo nos dedicamos a trabajar en cosas que no tienen ninguna incidencia en nuestro éxito futuro cristiano (ni ningún valor actual de éxito) porque no hemos tomado el tiempo para enfocar y entender lo que Jesucristo quiere para nuestras vidas y nuestro éxito.

2.

Estudia la Palabra y descubre las cinco (o seis) prioridades de éxito en tu vida cristiana.Por ejemplo, podría ser: Cristo, cónyuge, hijos, trabajo, jubilación. Por otra parte, podría ser: Cristo, un hobby, el trabajo, la jubilación, las misiones de trabajo. Y por otra: Cristo, el cónyuge, el trabajo, una afición, la aptitud física. Para cada uno de nosotros, las prioridades de éxito cristiano pueden ser un poco diferente en el número 4, 5, o 6, pero los primeros dos o tres son probablemente Cristo y la familia. Una vez que sepas tus prioridadesde éxito, estás listo para el paso 3)

3.

Desarrollar un "plan de progreso" para cada una de tsus áreas de prioridad de éxito superior. Cuando miras tu vida dentro de seis meses, especialmente en estas áreas de prioridad de éxito, debes ser más exitoso y mejor adaptado en cada una de estas áreas de lo eres hoy. Mira hacia atrás hace seis meses. ¿Ha mejorado en cada una de tus áreas de prioritarias de éxito? Si no, necesitas tomar acción. ¡Ahora!

4.

Encuentra un mentor de éxito cristiano. Este mentos de éxito debería ser alguien que comparte la necesidad de crecimiento personal en las mismas áreas que tu. No debe ser alguien "igual que tu", debe compartir las necesidades de crecimiento y debe confiar en ti asi com tu confías en él. Debe ser capaz de escuchar tus prioridades de éxito, ayudarte a desarrollar un plan de acción para su cumplimiento, y ser capaz de criticar cuando no estás siguiendo tu plan de juego. Debido a esto, no debería ser alguien con quien tu estás cerca emocionalmente, como un mejor amigo o cónyuge. Debe ser una parte más neutral, tal vez alguien de una clase en grupos pequeños en la iglesia o alguien recomendado por tu pastor.

5.

Divide cada una de tus prioridades de éxito en pasos de metas individuales. Estos "pasos" deben ser suficientemente pequeños para que puedas centrarte en uno a la vez y no debería ser demasiado difícil de lograr de forma individual, y, sin embargo, cuando hayas completado todos los pasos, has ganado mucho terreno en tu prioridad para el período de tiempo determinado, por ejemplo, de seis meses.

6.

Anota todas tus prioridades de éxito y los pasos para alcanzarlas. Lleva un control de cada meta para cada paso, con su fecha de inicio y fecha final. Al final de los seis meses (y durante el mismo también) podrás controlar y darle seguimiento a tu progreso.

7.

Eliminar las cosas innecesarias en tu vida que no ayudan a lograr tus prioridades de éxito. Prueba a desenchufar la televisión tres noches a la semana hasta que tus prioridades tengan el éxito logrado. Si el teléfono es una molestia incesante, apágualo dos noches a la semana.

8.

Evalúa tu descanso ... ¿estás durmiendo lo suficiente? ¿Qué se puede hacer para dormir mejor? ¿Qué hay de recreación (sin TV)? ¿Estás caminando, excursiones, lectura, encuentro con los amigos con regularidad? ¿Estás pasando suficiente tiempo con tu familia sin interrupciones por el teléfono o el trabajo? Hacer lo necesario para conseguir el descanso y la recreación, incluyendo a la familia.

9.

Evalúa el éxito de tu regularidad. Evalúa cada semana que ha pasado y planea la siguiente. A medida que sigas estos 10 pasos, el establecimiento de prioridades de éxito, dando pasos objetivos, y, dar seguimiento a todo ello será más fácil.

10.

¡Solo hazlo! ¡Empieza por alguna parte, empieza hoy! No te limites leer esta página y olvidar todo esto. Te tomaste el tiempo para leer esto, si no haces nada con él tus expectativas personales seguirán siendo inferiores.

jueves, 1 de octubre de 2009

La Ley de los Milagros

Ley 7: La ley de los Milagros

Existe una ley de los milagros. Esta rige la cuestión de la disposición de Dios de alterar el orden natural para llevar a cabo su propósito. Cuando en efecto el rompe ese orden natural, el resultado es un milagro, una contravención de las leyes naturales por las que generalmente El obra momento tras momento. El pone a un lado la manera en que las cosas operan normalmente.

Debemos saber las reglas para los milagros:

  1. Tenemos que quitar los ojos de las circunstancias y los imposibles y mirar a Dios y las posibiliades.

  2. No debemos dudar en nuestro corazón.


Los milagros comienzan con la certeza de que Dios está presente y tiene un propósito. Luego nosotros -su pueblo- trasladamos ese propósito al mundo físico cuando invocamos su poder ilimitado. Lo hacemos con nuestra boca; hablando la palabra del Señor: al monte, a la enfermedad, a la tormenta, a los demonios, a las finanzas que Dios nos desea enviar.

A causa del gran poder que Dios le ha dado a la palabra, es sumamente importante que nosotros los cristianos no usemos la boca para calumniar, profanar, codiciar o hablar necedades.

El tener fe, el ver, el no querer dudar, el hablar: todos son elementos de importancia crítica de la ley de los milagros. Jesús recalcó otra cosa en el episodio de la higuera: "Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas" (Marcos 11:25).

Con esas pocas significativas palabras, Jesús señaló el mayor obstáculo para la obra de los milagros en el mundo visible: la falta de perdón. Tanto hombres y mujeres, cristianos y no cristianos, guardan rencor. Todo el poder de Dios que pudiera haber dentro de ellos es roído por medio del resentimiento. La falta de perdón lo puede destruir todo.

El perdón continuo y el amor continuo son esenciales en la ley de los milagros.