Para un cristiano estas cosas no deberían constituir la base de su éxito. No hay nada malo en logar lo mejor que se pueda, el problema es cuando dejas a Dios fuera de tus planes. Tú tienes la victoria asegurada en todo lo que hagas, siempre que cuentes con Él en tus planes.
El éxito cristiano proviene de saber y vivir la voluntad de Dios, haciéndolo a Él, el primero en todo lo que hacemos. ¿Defines tus objetivos basados en la palabra de Dios o en algo que te va a traer reconocimiento a ti? Al reflexionar sobre tu vida, ¿lo haces poniéndole toda la importancia a tu aspecto espiritual o por el contrario solo piensas en el aspecto material?
Dios quiere que tú tengas éxito. El te ha dado el mejor apoyo para tu éxito: su hijo Jesucristo, para que tengas vida eterna y vida abundante. No se puede ser verdaderamente exitoso dejándolo a El por fuera de tus planes y tus logros.
Tu puedes obtener grandes riquezas (Dios te ha dado la capacidad de lograrlo), elogios de tus colegas, grandes cargos y ser reconocido por los hombres, pero la única cosa que le dará sentido y valor a tu vida es lo que Dios dice acerca de ti.
A continuación te detallo 10 pasos que te darán el éxito en todo lo que te propongas:
1) Pasa tiempo con Jesús cada día. Esta será la mejor inversión que puedas hacer para lograr el verdadero éxito, el éxito que Jesús quiere para tu vida.
2) Estudia la Biblia. Y descubre, escribe y define las 6 prioridades básicas para transformar tu vida, para tener la vida que Dios quiere de ti. Probablemente en el primer lugar pondrás tu relación con Dios, luego tu familia, tu trabajo, etc.
3) Desarrolla un plan de progreso. Para cada una de las áreas que definiste. ¿Qué acciones emprenderás para avanzar? Haz revisiones periódicas y comprueba tus avances.
4) Elige un mentor. Debe ser una persona que no esté emocionalmente relacionado contigo. El debe saber tus prioridades, tus planes y aconsejarte y señalarte los desvíos que vayas teniendo.
5) Convierte tus prioridades en metas medibles. Pequeñas metas a alcanzar. Que puedas medirlas, que puedas calificar tu avance.
6) Lleva un diario de avances. Cada pequeño paso que te acerca a tus prioridades es un éxito en tu vida. Anótales. Revísalas cuando sientas que no avanzas y que esos mismos logros que un día escribiste te alienten e inspiren en tu propósito.
7) Elimina las cosas o actividades que te impiden concentrarte en tus prioridades. Quizá apagando la televisión una hora antes, o apagando el teléfono todas las noches.
8) Evalúa tu descanso y diversión. ¿Le estás dando suficiente tiempo a ti mismo y a tu familia? La recreación es importante: caminar, reír, compartir con tu familia, etc.
9) Celebra. Cada vez que te descubras avanzando hacia tus prioridades tienes el derecho y la obligación de felicitarte y que esa recompensa te impulse a comprometerte más.
10) ¡Hazlo! Empieza ahora mismo. No dejes pasar un minuto más sin comprometerte con tus prioridades.
Fíjate dos metas: la sabiduría, es decir, el saber y hacer lo recto; y el sentido común.
(Prov. 5:21)
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