jueves, 7 de mayo de 2009

4 Llaves para la victoria

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. (Hebreos 11:1)


Tenemos la extraordinaria promesa de lograr todo lo que nos propongamos, no importando que circunstancias se estén viviendo a nuestro alrededor. Hoy comparto las cuatro llaves que nos llevarán de logro en logro, de victoria en victoria.

Estas cuatro llaves trabajan como una combinación, no puedes usar la 1 y la 3 y desechar la 2 ó la 4. Trabajan en conjunto. Son un todo. Trabajan sinérgicamente. Tienen el poder de trabajar para ti y hacerte trabajar por lo que deseas.

Llave 1) Fijar un objetivo claro.

“La fe es la certeza…”. Debes aferrarte a tus deseos. Debes tener un objetivo claro, y mirarlo como si estuviera muy cerca de ti. La certeza tiene que llenar por completo tu corazón y tu imaginación. Si tú tienes un objetivo claro (cuándo, dónde, características, etc.) entonces el Espíritu Santo obrará según la magnitud del mismo. Debes ser muy específico con lo que quieres lograr u obtener.

Llave 2) Visualizar claramente el resultado.

“La fe es la certeza de lo que se espera.”. Si no puedes visualizar el resultado de tu objetivo, no traspasará la línea de los sueños y nunca se transformará en su equivalente físico. Cuando visualizas tu resultado, equivale a que tienes claro que quieres que el Señor haga por ti. Recibe en tu corazón la visión de lo que esperas y piensa que la visión es una realidad. Sueña y agradece al Señor por esta nueva realidad. Es necesario que tengas un deseo ardiente por alcanzar tus objetivos, tus sueños. ¡Dios responde a los sueños! “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmo 37:4).

Llave 3) Orar con intensidad hasta obtener la “certeza”.

“La fe es la certeza”. Tienes que contar con la seguridad de que así será, de que así es. Debes tener la seguridad de que la visión se cumplirá, que la visión es real. Debes orar para que tu fe aumente hasta convertirse en “certeza”.

Llave 4) Confesar. Cuando confiesas con tu boca, harás fluir el enorme poder la fe. Este es un principio de Dios, debes confesar y proclamar todo lo que quieres. Porque si no dudas “lo que digas te será hecho” (Marcos 11:23-24).

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