jueves, 3 de julio de 2008

¡Llamados a la Victoria!

¡Por supuesto! Todos queremos tener una vida Victoriosa, todos buscamos una mejora continua para nustras vidas y el perfecto equilibrio en todos los aspectos de nuestra vida. Pero antes de lograr cualquier sueño, cualquier objetivo, cualquier "cosa" que valga la pena disfrutar, tenemos que pagar el precio: Tenemos que cumplirle a Jesús. "Permaneced en mí y yo en vosotros". Respetar y cumplirle a Jesús, empieza porque estemos conscientes de que Dios está dentro de nosotros y nosostros debemos estar dentro de Él. Por lo tanto "cumplirle a Jesús" significa vivir cada momento de nuestra vida, los tristes y los alegres, los de derrota y los de victoria, los solitarios y los de compañía, con Jesús justamente a nuestro lado, me refiero a vivir cada momento con la radiante presencia de Cristo a nuestro alrededor. ¿Podemos buscar la Victoria? Sí. Independientemente si ves el éxito en términos de dinero, el número de hijos que tengas, el número de personas que llevas a Cristo, en el número de personas en tu iglesia, o cualquier otra cosa, los cristianos queremos la victoria en nuestras vidas. El gran problema es que ponemos nuestros puntos de medida de éxito en términos materiales y es por eso que los números se vuelven tan importantes: queremos un NUMERO suficiente de personas en el grupo de oración, queremos un NUMERO grande de asistentes a la iglesia, y cuando logramos estos números creemos que hemos logrado los objetivos, que hemos tenido éxito. Pero ¿es esto el ÉXITO ante los ojos de Dios? Cuando vayamos tras un objetivo, cuando busquemos alcanzar nuestro ÉXITO hagamonos dos preguntas: 1) ¿Puedo buscar este objetivo abiertamente, a la par de Jesús? 2) ¿Tengo que dejar a Jesús por fuera para hacer realidad mi objetivo? Si al alcanzar nuestros objetivos podemos celebrar con Jesús, porque el nos acompañó a cada paso que dimos, porque el aprobó cada transacción que hicimos y no tenemos nada que ocultarle ni nada que esconder, no solo alcanzamos el éxito sino algo más grande y mejor: la VICTORIA.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece que si. Una vida con Cristo es una vida en Victoria.