jueves, 7 de agosto de 2008
¡¡¡Cambia el mundo!!!
Pablo escribió: “El amor no busca el mal” y “el amor todo lo espera”. Sin embargo, cuando tenemos baja autoestima, pensamos cosas malas acerca de nosotros mismos y nos negamos a esperar lo mejor para nosotros.
¿Qué es la autoestima? El diccionario Webster la define como “respeto a uno mismo”. Fundamentalmente, la autoestima es el modo en que nos vemos a nosotros mismos.
¿A quién ves en el espejo? ¿Te gusta lo que ves? El modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos determinará nuestra respuesta a cada una de las siguientes preguntas:
¿Te gusta Dios?
¿Te gusta pensar en tu futuro?
¿Te gusta tu esposa?
¿Te gusta tu esposo?
¿Te gusta alguien?
¿Querrías ser otra persona?
El modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos determinará nuestro futuro espiritual, emocional, intelectual y financiero.
Uno e los secretos mejor guardados del éxito es el siguiente: debemos sentir amor dentro de nosotros antes de poder darlo a otros. Si tu corazón está lleno de dudas y sentimientos de inferioridad, no tienes nada para dar a tu cónyuge, a tus hijos o a las personas con las que trabajas.
La única cosa en el mundo que puedes cambiar es a ti mismo. Y eso marca la diferencia. Todo el mundo piensa en cambiar al mundo, pero nadie piensa en cambiar la única cosa que podemos cambiar: a nosotros mismos.
He aquí una sencilla prueba que te ayudará a determinar si estás aceptando un estilo de vida que te obliga a ignorar quién eres. ¿Estás siempre cansado, estresado, emocionalmente exhausto, deprimido, preocupado o infeliz? ¿Sientes que solo sigues los movimientos, día tras día? ¿Tu vida consiste en cosas que dices odiar, y sin embargo sabes que tienes que continuar haciéndolas? Esto equivale a traicionarse a sí mismo. Te quejas por tu sobrepeso, pero no haces nada para cambiar. Estás asesinando tu autoestima. Recuerda esto durante el resto de tu vida: no podrás cambiar aquello que no estés dispuesto a enfrentar. Esto es válido para tu matrimonio, tu problema de sobrepeso, tus hijos o tus dilemas financieros.
¿Estás traicionándote a ti mismo al no enfrentar las áreas que podrían requerir cambios? ¿Te quejas porque te faltan calificaciones, pero no estudias para mejorarlas? Tienes una gran cantidad de excusas. Una de ellas es: “Ya estoy demasiado viejo para estudiar”. Eso es una tontería, lisa y llanamente. Nunca es tarde para ser lo que uno puede llegar a ser.
Tu matrimonio está tan muerto como Julio César, poro te niegas a buscar un consejero o a iniciar alguna acción positiva que te pueda ayudar a mejorarlo. Esto es traicionarte a ti mismo.
Si le has entregado el control de tu vida a un tornado de actividades y vives viéndola desde afuera, en lugar de verla desde dentro, estás actuando, como lo hace un actor sobre el escenario. La palabra bíblica para “actuación” es hipocresía. (Y ya sabemos qué pensaba Jesús acerca de los hipócritas).
La próxima vez que te veas al espejo recuerda que estás viendo a alguien grande, poderoso, creativo, dinámico, estás viendo a alguien que puede lograr cualquier objetivo, cualquier meta, que puede superar cualquier obstáculo: ¡¡¡estás viendo a un hijo de Dios!!!
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