jueves, 25 de diciembre de 2008

Celebremos la Navidad

Estamos ante la mayor festividad anual en todo el mundo. Otras celebraciones duran un solo día, pero el clima de celebración de la Navidad se extiende durante todo un mes, es decir, la duodécima parte de un año. Durante estas festividades miles de millones de personas hace un alto en sus actividades cotidianas y se toman tiempo para adornar sus casas, comprar regalos, ir a fiestas navideñas, asistir a las iglesias, ver programas especiales, cantar villancicos, enviar tarjetas, felicitarse y reunirse con la familia.

Hace más de dos mil años el ángel anunció que la Navidad traería mucha alegría. El regalo que Navidad que Dios te ofrece tiene tres cualidades que lo hacen especial:

(1) Es el regalo más caro que hayas recibido, Jesús lo pagó con su propia vida.

(2) Es un regalo que te durará para siempre.

(3) Es un regalo muy práctico que usarás diariamente por el resto de tu vida.

La Navidad es un tiempo de celebración. La Navidad es una fiesta, es la fiesta de cumpleaños de Jesús, y los cumpleaños existen para celebrarlos. Lamentablemente la mayoría de fiestas de Navidad ignoran por completo a la persona que estamos celebrando. Con frecuencia se pasa por alto que Jesús es la razón de los festejos. Las buenas noticias de la Navidad merecen celebrarse por tres razones: son personales, son positivas y son universales. (Lucas 2:10). No importa quién eres, lo que has hecho, dónde has estado o hacia dónde te diriges: esta noticia es para ti. El ángel nos trajo noticias que nos benefician. Las mejores noticias del mundo:

¡Dios te ama!
¡Dios está contigo!
¡Dios está de tu parte!

Dios te ama tanto que vino a la tierra como un ser humano para que pudieras llegar a conocerlo, aprendieras a confiar en él, y correspondieras a su amor. Dios se hizo uno de nosotros, un ser humano, de manera que pudiéramos conocerlo tal como es en realidad. Nos creó a su imagen, lo cual incluye la capacidad de disfrutar una relación personal con él. Luego envió a Jesús, de manera que pudiéramos entender su amor y la necesidad que tenemos de Él.

¡Dios invadió la tierra! Fue la mayor invasión de la historia, y nada ha sido igual desde entonces. Dios pudo haber escogido miles de otras maneras de comunicarse con nosotros, pero, puesto que él nos concibió sabía que la mejor manera de comunicarse con nosotros era cara a cara.

Si realmente quieres que los demás sepan cuánto los quieres, no puedes enviarles un representante para que se los diga. Tienes que decírselos personalmente. Eso fue lo que Dios hizo en Navidad.

Él puede salvarnos. Cuando los romanos clavaron a Jesús en la cruz, extendieron sus brazos todo lo que pudieron. Con sus brazos completamente abiertos, Jesús estaba proclamando físicamente: ¡De esta manera te amo! ¡Te amo tanto como para sufrir este dolor!

Por eso vino para decirte:

¡Esto es lo mucho que te amo!

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