jueves, 23 de julio de 2009

Toma lo abundante

"...para mostrar en las edades venideras las superabundantes riquezas de su gracia, por su bondad hacia nosotros en Cristo Jesús."
Efesios 2:7

Ya lo hemos visto en anteriores publicaciones: ¡podemos acceder al reino! Y en el reino de Dios hay dos verdades que debemos comprender:

Primero, hay abundancia absoluta en el reino de Dios.

Segundo, es posible tener el favor absoluto del dueño de toda esa abundancia.

En el reino de Dios no hay recesión económica, no hay escasez. Las circunstancias nunca disminuyen a Dios. El puede crear de la nada, o puede tomar la materia que ya existe y transformarla. Su mundo es un mundo total: salud total, vida total, energía total, fortaleza total, provisión total.

Cuando Dios nos bendice y nos guarda y hace resplandecer su rostro sobre nosotros y tiene de nosotros misericordia, entonces ante los hombres tomamos una apariencia que trasciende en gran manera cualquiera de nuestras habilidades naturales. El puede hacer que triunfen nuestros planes. El puede hacer que nos quiera la gente. El puede hacer que seamos preferidos y escogidos por encima de otros de igual talento. El puede proteger a nuestros hijos. El puede cuidar nuestros bienes. El puede hacer que sus ángeles nos defiendan.

¿Qué nos toca hacer a nosotros?

La oración es el vínculo entre el hombre finito y los propósitos infinitos de Dios: consiste en determinar cuál es la voluntad de Dios y luego hacerla en la tierra. No consiste en sólo pedir lo que nosotros queremos. El sentido verdadero de la oración es poner nuestras vids en total conformidad con lo que Dios desea.

Dios usa la palabra hablada para transferir la energía espiritual (puro poder) al mundo material.

¡Ahora mismo! en esta vida, El quiere que dejemos de estar suplicando y mendigando. El quiere que vivamos en el reino, en armonía con El, recibiendo sus pensamientos por medio de su Espíritu.

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