Ley 5: Ley de la Grandeza
Jesús habló de tres características que bajo circunstancias normales predominan en los niños pequeños: ellos confían, se les puede enseñar y son humildes.
¡Debemos ser como niños!
Debemos tener una absoluta confianza en la provisión y el amparo de Dios, este es el primer gigantesco paso hacia la grandeza.
Los niños deseosos de aprender, van a experimentar. Son rápidos para dominar nuevas ideas, nuevas lenguas, nuevas técnicas. Sus mentes están abiertas. Si consideramos esto en el contexto de las instrucciones que les dio Dios a Adán y Eva de dominar y sojuzgar la tierra, vemos la importancia de esas preguntas y de esa franqueza. ¡Este es otro paso hacia la grandeza!
Luego los niños son humildes. Rara vez se ve a un niño jactarse de ser superior. No llevan máscaras. Son inocentes, transparentes, y genuinos.
¡Debemos ser como niños!
La grandeza, que se resume en "riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová" (Proverbios 22:4) Y la psicología confirma que eso es lo que anhelamos los seres humanos: la remuneración financiera, el reconocimiento, y la vida buena y satisfecha. Todo esto le espera al niño, epítome de la humanidad.
Así que, en breve, Jesús dijo que la grandeza comienza con la confianza que mostramos, con la docilidad, y con la humildad. Estos tres rasgos van unidos, no solamente en los niños sino también los adultos. La persona confiada abandona el cinismo y el escepticismo y se vuelve franca. No tiene que tener razón siempre. Entonces puede aprender: de Dios, de la gente, de las circunstancias. Escuchará, experimentará. Y esa es la persona humilde.
¿Puedes ver el ciclo? C0nfianza... Docilidad... Humildad... vAn de la una a la otra, en ambas direcciones.
¡Seamos como niños!
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jueves, 27 de agosto de 2009
La ley de la Grandeza
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